Amenazaron a perito del juicio Cambiaso Pereyra Rossi
“Si el objetivo era aterrorizarme, lo lograron. Si el objetivo era detenerme, no”, dijo Virginia Creimer, la perito del juicio Cambiaso Pereyra Rossi a quien le dejaron un cuchillo con sangre clavado en la puerta de su casa.
En diálogo con Redacción Rosario (Del Plata Rosario, FM 93.5), la perito relató el episodio que sufrió el sábado pasado luego de haber prestado testimonio en el juicio por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura que se lleva adelante en los tribunales federales de Rosario. “Fue realmente atroz”, reconoció, aunque también advirtió: “Ya me voy a recuperar y vamos a seguir adelante”.
La especialista compareció el miércoles pasado ante el Tribunal que lleva adelante el juicio contra 12 represores de la dictadura, entre ellos ex militares y policías bonaerenses, acusados de secuestrar, torturar y asesinar a los militantes peronistas Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi. Entre los imputados se encuentran el último presidente de facto, Reinaldo Bignone y el ex comisario Luis Patti.
A 72 horas de haber dado un contundente testimonio, con el que la perito demostró lo inverosímil de la versión de los represores –que pretendió instalar la idea de que hubo un enfrentamiento entre Patti y su gente con Cambiaso y Pereyra Rossi–, Creimer recibió un claro mensaje mafioso: dejaron un cuchillo ensangrentado en la puerta de su casa.
“Me ausenté una hora hora y media de mi casa el sábado al mediodía y cuando volví tenía un cuchillo con sangre en el portón de mi casa, y con una de mis hijas durmiendo adentro”, contó Creimer este martes en diálogo con el programa Redacción Radio, y señaló que se trato de un hecho “realmente atroz”.
Como antecedentes de este tipo, la médica forense recordó que “ya hace muchos años, antes de cada juicio oral en casos de torturas nos han destrozado los autos”, pero aclaró que “este episodio fue mucho más cercano y directamente a las entrañas, porque encontrar un cuchillo con sangre en mi casa fue como si me lo hubieran clavado”.
“Si el objetivo era aterrorizarme, lo lograron. Si el objetivo era detenerme, no lo lograron. Ya me voy a recuperar y vamos a seguir adelante. Afortunadamente tengo una familia que comparte este trabajo, lo hacemos en equipo”, resaltó.
Creimer es una prestigiosa perito que además de intervenir en la causa Cambiaso Peryra Rossi, a tomado participación con su trabajo en casos emblemáticos de violencia institucional como el de Luciano Arruga o Franco Casco.
La especialista admitió “estar acostumbrada a trabajar con las víctimas y a tratar de acompañarlas”, pero también reconoció que “recién en este momento me di cuenta qué tan poco puede hacer uno frente al terror que siente una víctima cuando tiene que abordar este tipo de situaciones”.
Creimer contó que tras recibir el mensaje intimidatorio se puso “en contacto con los fiscales federales Adolfo Villate y Juan Murray, los cuales se comunicaron imediatamente con el sistema de protección de testigos del ministerio de justicia, y me acompañaron a hacer la denuncia”.
“Ahora tengo guardia policial para mi familia y para mi, y están tomadas todas las medidas del caso para que pueda estar tranquila”, concluyó la especialita.
Sigue el juicio
Por otra parte, el juicio Cambiaso Pereyra Rossi continuará este miércoles a las 9.30 con una nueva ronda de declaraciones testimoniales. En la audiencia, se espera que se presenten ex compañeros de militancia del “Viejo” y el “Carlón” –como apodaban a los militantes asesinados–, quienes fueron testigos de las últimas horas de las víctimas.
En el proceso están imputados, además de Bignone y Patti, los militares retirados Pascual Guerrieri, Luis Américo Muñoz, Rodolfo Rodríguez, Carlos Lucena; los ex Personal Civil de Inteligencia (PCI) Ariel Porra, Walter Pagano, Juan Andrés Cabrera, Ariel López y Carlos Sfulcini; y el policía bonaerense retirado Amadeo Spataro.
Los represores están acusados de la detención violenta e ilegal de Cambiaso y Pereyra Rossi –perpetrada en el bar Magnum de Rosario el 14 de mayo de 1983–, su traslado a las afueras de la ciudad para aplicarles tormentos y su posterior homicidio.