El TOF1 recorrió la Magnasco, Quinta de Funes, La Intermedia y la Calamita
El proceso contra los cinco represores de la dictadura que se lleva adelante desde el 31 de agosto en los tribunales federales de Rosario, prosiguió con un raid por cuatro centros de detención y torturas por los que están juzgando a Pascual Guerrieri, Jorge Fariña, Juan Amelong, Walter Pagano y Eduardo Costanzo. En la quinta la Intermedia -propiedad de la familia Amelong-, el Tucu Costanzo detalló cómo fueron asesinados catorce militantes que habían estado secuestrados previamente en la Quinta de Funes.
La jornada de este martes estuvo marcada la inspección ocular en cuatro centros de detención encabezada por los jueces del Tribunal Oral Federal N°1 de Rosario. El TOF1 en pleno, compuesto por los jueces Otmar Paulucci, Beatriz Caballero Jorge Venegas Echagüe, fue acompañado en este tour del terror por la fiscalía, abogados de los represores y de la querella. También estuvo presente el represor Eduardo Tucu Cosatanzo. Según explicó Ana Oberlin, abogada de la agrupación H.I.J.O.S, “la inspección judicial es una medida de conocimiento para los jueces, que tiene que ver con la inmediación, con poder tomar contacto con todos los elementos que sirvan para juzgar los hechos”.
El primer sitio al que se dirigió la comitiva fue la escuela Magnasco, lugar al que fueron conducidos los detenidos de la Quinta de Funes luego de que el militante Tulio Valenzuela, -que había sido llevado a México como carnada para asesinar a la conducción de la organización Montoneros-, se escapara de sus captores y denunciara la maniobra tramada por Leopoldo Galtieri y sus hombres. Tulio había estado también secuestrado en la quinta, donde había quedado de rehén su esposa Raquel Negro, quien se encontraba embarazada.
En la Magnasco Costanzo señaló cómo ingresaron al lugar cuando trasladaron a los detenidos. Explicó que vinieron “en autos y un camioncito”. Dijo que utilizaron la entrada para vehículos de Ovidio Lagos y que usaron el lugar porque “Bertoti era hombre del 121”.
Costanzó indicó el lugar donde estaban ubicados los detenidos y recordó que “las condiciones se endurecieron allí. Que estaban tabicados. Que no los llevaban al baño y hacían sus necesidades en tachos o baldes. Que estuvieron al menos un mes allí. Que del traslado y de todas las actividades allí participó todo el grupo operativo: Guerrieri, Amelong, Fariña, Pagano, Marino Gonzalez, Aldo, entre otros”.
El represor agregó que de ese lugar los detenidos fueron trasladados a la quinta la Intermedia, propiedad de la familia Amelong, y remarcó que “todo el grupo operativo estuvo, primero en la Calamita, y luego en Funes, Magnasco, La Intermedia y la Fábrica de Armas”.
Quinta de Funes
En la quinta de Funes, Costanzo reconoció el predio como el lugar donde estuvieron luego de la Calamita. Señaló el sitio donde pusieron a los detenidos y donde se ubicaba el grupo operativo.
Preguntado por los abogados de la agrupación H.I.J.O.S, Costanzo contestó que “Negro, Dri y Valenzuela estaban aparte”, y que “la custodia la hacía Gendarmería de civil”.
Costanzo también contó que pusieron rejas en las ventanas donde dormían los detenidos. Ubicó el lugar donde estaba el teléfono, dentro de la casa principal, en donde él atendió el llamado del diario Uno más Uno de México -periódico que llamó luego de que Valenzuela realizara la denuncia pública ante los medios aztecas y del mundo-, y dijo que él (Costanzo) pensaba que era una broma y le contestó “uno más uno es dos”. El Tucu refirió que después lo llamó a Guerrieri para que atienda y que cuando cortó Guerrieri estaba muy nervioso y salió apurado.
Costanzo explicó que supo después que “Guerrieri habló con los jefes y a los dos, tres o cuatro días levantaron la Quinta y llevaron a los detenidos a la Magnasco”.
El represor afirmó además que a los detenidos los trasladaron en un camión Mercedes 680 y en autos, que él fue en el camión, que “manejaba Aldo (Ariel López)”, y que que “era el mismo camión que utilizaban para llevar los muertos al aeropuerto”.
En la Intermedia Costanzo mostró el lugar donde se hizo “la comida del final”. Señaló la disposición de las mesas, indicó que “ellos (por los secuestradores) estaban en una, tapando la salida”, y “los detenidos en otra”. Luego recordó lo que ya declaró en su momento: “Después de comer, les quisieron dar whisky envenenado, “que había ido a buscar, por orden de Fariña, Sergio Uno, el petisito), el que supuestamente había sido traído de Campo de Mayo, según dijo el médico Alejandro”.
“Estaban todos los de la patota -continuó el represor-. Les hicieron dejar los autos a un kilómetro. Solo bebió María y se descompuso. Guerrieri estaba del lado de afuera y les hablaba por la ventana. Les dijo a los detenidos que los quería ver Jáuregui, que no le hablen de Perón porque lo odiaba, porque había estado preso en esa época. Desde allí los hicieron salir uno por uno, hacia otra construcción más precaria, la de los caseros. Los fue matando de dos disparos, Isach. Después los pusieron en la galería, antes les habían tapado los agujeros de las balas, les decían que era por los aviones. Y los envolvieron en frazadas”.
Costanzo declaró además que “a María Amarilla (Raquel Negro) la trajeron en el baul de un auto, muerta, atada de pies y manos con alambre. La habían llevado a Paraná”. El Tucu dijo creer que “la traían de Santa Fe. La agregaron al resto de los asesinados. Los llevaron para tirarlos a la bahía de Samborombon”. El represor volvió a apuntar que “iban Guerrieri, Fariña y Amelong, Pagano entre otros”.
A nuevas preguntas formuladas por los abogados de H.I.J.O.S., Costanzo respondió que “a Amelong le decía él y todos Daniel; a Fariña Sebastián; a Guerrieri Jorge; a Pagano Sergio.
La parte edificada de la Intermedia es una construcción muy pequeña y precaria. Frente a las preguntas de la querella el Tucu dijo que Negro “no tenía ninguna atención especial, que la cuidaban sus compañeras” y que “estaban muy apretados y hacinados”.
El último lugar de la recorrida fue el centro clandestino de detención y torturas de Granadero Baigorria, llamado La Calamita. En ese predio, con la casa bastante derroída, Costanzo rememoró que llegó al lugar en junio- julio de 1977, “cuando empezó a trabajar en el Comando”.
“Allí había varios de los detenidos que después fueron llevados a la Quinta”, explicó el represor. Preguntado otra vez por H.I.J.O.S, Costanzo dijo que “Dussex y Toniolli habían estado aquí”, que “aquí se interrogaba”.
El Tucu refirió que a los detenidos “se le sacaba información por medio de tortura, que el que hacía los interrogatorio era el Barba”, y que “en un momento hubo entre 80 y 100 detenidos que estaban tabicados, todos juntos en dos habitaciones, sin colchones, tirados en el piso”.
Costanzo repitió que allí mataron a 17 personas, luego se llevaron 23 y los mataron en Monje, y que el militante comunista “Tito Mezziez estuvo allí en un sótano”.
Audiencia del miércoles
El juicio continuará mañana con la visita al otro centro clandestino de detención por el que son juzgados los cinco represores de esta causa: la ex Fábrica Militar de Armas Domingo Matheu, ubicada en Ovidio Lagos al 520.
Primero ingresará el represor Amelong con su abogado defensor, y más tarde y sin que se crucen, realizarán un reconocimiento los integrantes del tribunal, los abogados defensores y de la querella y tres de los testigos y sobrevivientes de auqel campo de exterminio: Olga Moyano, Juan Rivero, Ramón Verón.
(de redaccionrosario.com para El Diario de los Juicios)
La jornada de este martes estuvo marcada la inspección ocular en cuatro centros de detención encabezada por los jueces del Tribunal Oral Federal N°1 de Rosario. El TOF1 en pleno, compuesto por los jueces Otmar Paulucci, Beatriz Caballero Jorge Venegas Echagüe, fue acompañado en este tour del terror por la fiscalía, abogados de los represores y de la querella. También estuvo presente el represor Eduardo Tucu Cosatanzo. Según explicó Ana Oberlin, abogada de la agrupación H.I.J.O.S, “la inspección judicial es una medida de conocimiento para los jueces, que tiene que ver con la inmediación, con poder tomar contacto con todos los elementos que sirvan para juzgar los hechos”.
El primer sitio al que se dirigió la comitiva fue la escuela Magnasco, lugar al que fueron conducidos los detenidos de la Quinta de Funes luego de que el militante Tulio Valenzuela, -que había sido llevado a México como carnada para asesinar a la conducción de la organización Montoneros-, se escapara de sus captores y denunciara la maniobra tramada por Leopoldo Galtieri y sus hombres. Tulio había estado también secuestrado en la quinta, donde había quedado de rehén su esposa Raquel Negro, quien se encontraba embarazada.
En la Magnasco Costanzo señaló cómo ingresaron al lugar cuando trasladaron a los detenidos. Explicó que vinieron “en autos y un camioncito”. Dijo que utilizaron la entrada para vehículos de Ovidio Lagos y que usaron el lugar porque “Bertoti era hombre del 121”.
Costanzó indicó el lugar donde estaban ubicados los detenidos y recordó que “las condiciones se endurecieron allí. Que estaban tabicados. Que no los llevaban al baño y hacían sus necesidades en tachos o baldes. Que estuvieron al menos un mes allí. Que del traslado y de todas las actividades allí participó todo el grupo operativo: Guerrieri, Amelong, Fariña, Pagano, Marino Gonzalez, Aldo, entre otros”.
El represor agregó que de ese lugar los detenidos fueron trasladados a la quinta la Intermedia, propiedad de la familia Amelong, y remarcó que “todo el grupo operativo estuvo, primero en la Calamita, y luego en Funes, Magnasco, La Intermedia y la Fábrica de Armas”.
Quinta de Funes
En la quinta de Funes, Costanzo reconoció el predio como el lugar donde estuvieron luego de la Calamita. Señaló el sitio donde pusieron a los detenidos y donde se ubicaba el grupo operativo.
Preguntado por los abogados de la agrupación H.I.J.O.S, Costanzo contestó que “Negro, Dri y Valenzuela estaban aparte”, y que “la custodia la hacía Gendarmería de civil”.
Costanzo también contó que pusieron rejas en las ventanas donde dormían los detenidos. Ubicó el lugar donde estaba el teléfono, dentro de la casa principal, en donde él atendió el llamado del diario Uno más Uno de México -periódico que llamó luego de que Valenzuela realizara la denuncia pública ante los medios aztecas y del mundo-, y dijo que él (Costanzo) pensaba que era una broma y le contestó “uno más uno es dos”. El Tucu refirió que después lo llamó a Guerrieri para que atienda y que cuando cortó Guerrieri estaba muy nervioso y salió apurado.
Costanzo explicó que supo después que “Guerrieri habló con los jefes y a los dos, tres o cuatro días levantaron la Quinta y llevaron a los detenidos a la Magnasco”.
El represor afirmó además que a los detenidos los trasladaron en un camión Mercedes 680 y en autos, que él fue en el camión, que “manejaba Aldo (Ariel López)”, y que que “era el mismo camión que utilizaban para llevar los muertos al aeropuerto”.
En la Intermedia Costanzo mostró el lugar donde se hizo “la comida del final”. Señaló la disposición de las mesas, indicó que “ellos (por los secuestradores) estaban en una, tapando la salida”, y “los detenidos en otra”. Luego recordó lo que ya declaró en su momento: “Después de comer, les quisieron dar whisky envenenado, “que había ido a buscar, por orden de Fariña, Sergio Uno, el petisito), el que supuestamente había sido traído de Campo de Mayo, según dijo el médico Alejandro”.
“Estaban todos los de la patota -continuó el represor-. Les hicieron dejar los autos a un kilómetro. Solo bebió María y se descompuso. Guerrieri estaba del lado de afuera y les hablaba por la ventana. Les dijo a los detenidos que los quería ver Jáuregui, que no le hablen de Perón porque lo odiaba, porque había estado preso en esa época. Desde allí los hicieron salir uno por uno, hacia otra construcción más precaria, la de los caseros. Los fue matando de dos disparos, Isach. Después los pusieron en la galería, antes les habían tapado los agujeros de las balas, les decían que era por los aviones. Y los envolvieron en frazadas”.
Costanzo declaró además que “a María Amarilla (Raquel Negro) la trajeron en el baul de un auto, muerta, atada de pies y manos con alambre. La habían llevado a Paraná”. El Tucu dijo creer que “la traían de Santa Fe. La agregaron al resto de los asesinados. Los llevaron para tirarlos a la bahía de Samborombon”. El represor volvió a apuntar que “iban Guerrieri, Fariña y Amelong, Pagano entre otros”.
A nuevas preguntas formuladas por los abogados de H.I.J.O.S., Costanzo respondió que “a Amelong le decía él y todos Daniel; a Fariña Sebastián; a Guerrieri Jorge; a Pagano Sergio.
La parte edificada de la Intermedia es una construcción muy pequeña y precaria. Frente a las preguntas de la querella el Tucu dijo que Negro “no tenía ninguna atención especial, que la cuidaban sus compañeras” y que “estaban muy apretados y hacinados”.
El último lugar de la recorrida fue el centro clandestino de detención y torturas de Granadero Baigorria, llamado La Calamita. En ese predio, con la casa bastante derroída, Costanzo rememoró que llegó al lugar en junio- julio de 1977, “cuando empezó a trabajar en el Comando”.
“Allí había varios de los detenidos que después fueron llevados a la Quinta”, explicó el represor. Preguntado otra vez por H.I.J.O.S, Costanzo dijo que “Dussex y Toniolli habían estado aquí”, que “aquí se interrogaba”.
El Tucu refirió que a los detenidos “se le sacaba información por medio de tortura, que el que hacía los interrogatorio era el Barba”, y que “en un momento hubo entre 80 y 100 detenidos que estaban tabicados, todos juntos en dos habitaciones, sin colchones, tirados en el piso”.
Costanzo repitió que allí mataron a 17 personas, luego se llevaron 23 y los mataron en Monje, y que el militante comunista “Tito Mezziez estuvo allí en un sótano”.
Audiencia del miércoles
El juicio continuará mañana con la visita al otro centro clandestino de detención por el que son juzgados los cinco represores de esta causa: la ex Fábrica Militar de Armas Domingo Matheu, ubicada en Ovidio Lagos al 520.
Primero ingresará el represor Amelong con su abogado defensor, y más tarde y sin que se crucen, realizarán un reconocimiento los integrantes del tribunal, los abogados defensores y de la querella y tres de los testigos y sobrevivientes de auqel campo de exterminio: Olga Moyano, Juan Rivero, Ramón Verón.
(de redaccionrosario.com para El Diario de los Juicios)