Juicio a los genocidas de San Nicolás: “Mirá, allá viene Saint Amant”
Por Martín Stoianovich. Mediante una videoconferencia transmitida desde Madrid, el lunes 17 de septiembre declaró
un nuevo testigo en el juicio sobre delitos de Lesa Humanidad perpetuados en San Nicolás.
Pablo Martínez estuvo desaparecido en distintos lugares antes de ser legalizado como
detenido. Allí conoció a quienes hoy integran la lista de víctimas en esta causa, y desde la
Embajada Argentina en Madrid se dispuso a contar su historia. Las audiencias, que continuaron martes y miércoles, serán retomas recién el miércoles 3 de octubre.
Corría el cuatro de mayo de 1977 cuando al descender del colectivo al llegar a barrio Somisa fue interceptado por individuos que bajo amenaza lo subieron a un vehículo. A partir de ese momento comenzó la pesadilla. Fue torturado en una casa durante dos días, lugar donde se encontró con Gerardo Cámpora, Horacio Martínez y las hermanas María Cristina y Raquel Alvira.
Luego de que un archivo de sus declaraciones el 20 de noviembre de 1984 le refresco la memoria, pudo recordar que también estuvieron presentes una pareja de apodos Coca y Polo, haciendo referencia al matrimonio de Rosa Baronio y Eduardo Reale.
Ante algunas desmemorias, hizo la importante declaración que explica que todo lo declarado en 1984 era cierto y tal cual había sucedido, y que hoy por el paso el tiempo podría olvidarse de algunos detalles. Pablo Martínez y Gerardo Cámpora, quien continúa desaparecido, fueron dirigidos a la cárcel de San Nicolás, donde estuvieron diez días detenidos ilegalmente.
Martínez recuerda que logró sacarse la venda que cubría sus ojos y así pudo deducir que se encontraba en el Penal Número 3 de San Nicolás. “Mirá, allá viene Saint Amant”, recuerda Martínez que uno de los celadores le alertó a otro. Manuel Fernando Saint Amant es uno de los imputados en este juicio, puesto que en aquel entonces ocupaba el cargo de Jefe del Área Militar 132 y del Batallón de Ingenieros 101 de San Nicolás.
Luego, Pablo fue trasladado a una casa ubicada en la zona de la fábrica Protto, donde junto a Horacio Martínez siguieron sufriendo torturas y presenciaron la llegada al lugar de José María Cholo Budassi como detenido.
Martínez relató que al Cholo y a él los subieron a un auto y marchando camino a Junín fueron demorados por la Policía, que le encontró material considerado “subversivo”. El testigo confesó que dicho material no era de ellos, dando a entender que había sido una prueba plantada por las fuerzas de seguridad. Por ese motivo fueron dirigidos a la Prisión de Junín donde luego fueron pasados a la legalidad.
La otra persona que se presentó ante el Tribunal Oral Federal Número dos de Rosario fue el médico perito Armando González. El profesional fue uno de los que visitó en 2011 el Cementerio de Nogoyá, para examinar los cadáveres del matrimonio Amestoy - Fettolini, víctimas de la masacre de la Calle Juan B. Justo. Recuerda que había cuatro ataúdes en la parte superior de las tumbas, y dos de ellos fueron colocados en un vehículo y trasladados a la Morgue de Oro Verde de Paraná. Allí, luego de conseguir el permiso, comenzaron el examen. Los huesos de las víctimas antes de llegar al cementerio habían estado enterrados simplemente bajo la tierra, y González recuerda que por esa razón como primer paso tuvieron que limpiar los restos.
El médico sostuvo que en una de las radiografías de Omar Amestoy, se detalla en su cráneo las heridas de armas de fuego. Explicó que mediante un proceso que consiste en colocar una zonda metálica desde la entrada hacia la salida, se pudieron detallar la dirección en la que el arma disparó y el proyectil realizó su recorrido. En dicho análisis no se pudo establecer con certeza si el caso de Omar Amestoy se trató de un suicidio o un asesinato.
En cuanto a los restos de María del Carmen Fettolini, González sostuvo que su cráneo presentó dos orificios de entrada y sólo uno de salida. Esto es un indicio irrevocable de que se trató de un homicidio y no de un suicidio.
Además, se encontró en el cráneo un proyectil del cual no se pudo establecer su calibre. Vale destacar que dicho operativo y resultado estuvo a cargo del Juez del Cuerpo Médico Forense de Buenos Aires.
Audiencias próximas
Tras la del lunes hubo audiencias martes y miércoles, día en que desde el tribunal informaron que el proceso retomará su dinámica el próximo miércoles 3 de octubre.
Foto: Graciela Borda
Corría el cuatro de mayo de 1977 cuando al descender del colectivo al llegar a barrio Somisa fue interceptado por individuos que bajo amenaza lo subieron a un vehículo. A partir de ese momento comenzó la pesadilla. Fue torturado en una casa durante dos días, lugar donde se encontró con Gerardo Cámpora, Horacio Martínez y las hermanas María Cristina y Raquel Alvira.
Luego de que un archivo de sus declaraciones el 20 de noviembre de 1984 le refresco la memoria, pudo recordar que también estuvieron presentes una pareja de apodos Coca y Polo, haciendo referencia al matrimonio de Rosa Baronio y Eduardo Reale.
Ante algunas desmemorias, hizo la importante declaración que explica que todo lo declarado en 1984 era cierto y tal cual había sucedido, y que hoy por el paso el tiempo podría olvidarse de algunos detalles. Pablo Martínez y Gerardo Cámpora, quien continúa desaparecido, fueron dirigidos a la cárcel de San Nicolás, donde estuvieron diez días detenidos ilegalmente.
Martínez recuerda que logró sacarse la venda que cubría sus ojos y así pudo deducir que se encontraba en el Penal Número 3 de San Nicolás. “Mirá, allá viene Saint Amant”, recuerda Martínez que uno de los celadores le alertó a otro. Manuel Fernando Saint Amant es uno de los imputados en este juicio, puesto que en aquel entonces ocupaba el cargo de Jefe del Área Militar 132 y del Batallón de Ingenieros 101 de San Nicolás.
Luego, Pablo fue trasladado a una casa ubicada en la zona de la fábrica Protto, donde junto a Horacio Martínez siguieron sufriendo torturas y presenciaron la llegada al lugar de José María Cholo Budassi como detenido.
Martínez relató que al Cholo y a él los subieron a un auto y marchando camino a Junín fueron demorados por la Policía, que le encontró material considerado “subversivo”. El testigo confesó que dicho material no era de ellos, dando a entender que había sido una prueba plantada por las fuerzas de seguridad. Por ese motivo fueron dirigidos a la Prisión de Junín donde luego fueron pasados a la legalidad.
La otra persona que se presentó ante el Tribunal Oral Federal Número dos de Rosario fue el médico perito Armando González. El profesional fue uno de los que visitó en 2011 el Cementerio de Nogoyá, para examinar los cadáveres del matrimonio Amestoy - Fettolini, víctimas de la masacre de la Calle Juan B. Justo. Recuerda que había cuatro ataúdes en la parte superior de las tumbas, y dos de ellos fueron colocados en un vehículo y trasladados a la Morgue de Oro Verde de Paraná. Allí, luego de conseguir el permiso, comenzaron el examen. Los huesos de las víctimas antes de llegar al cementerio habían estado enterrados simplemente bajo la tierra, y González recuerda que por esa razón como primer paso tuvieron que limpiar los restos.
El médico sostuvo que en una de las radiografías de Omar Amestoy, se detalla en su cráneo las heridas de armas de fuego. Explicó que mediante un proceso que consiste en colocar una zonda metálica desde la entrada hacia la salida, se pudieron detallar la dirección en la que el arma disparó y el proyectil realizó su recorrido. En dicho análisis no se pudo establecer con certeza si el caso de Omar Amestoy se trató de un suicidio o un asesinato.
En cuanto a los restos de María del Carmen Fettolini, González sostuvo que su cráneo presentó dos orificios de entrada y sólo uno de salida. Esto es un indicio irrevocable de que se trató de un homicidio y no de un suicidio.
Además, se encontró en el cráneo un proyectil del cual no se pudo establecer su calibre. Vale destacar que dicho operativo y resultado estuvo a cargo del Juez del Cuerpo Médico Forense de Buenos Aires.
Audiencias próximas
Tras la del lunes hubo audiencias martes y miércoles, día en que desde el tribunal informaron que el proceso retomará su dinámica el próximo miércoles 3 de octubre.
Foto: Graciela Borda