Juicio a los genocidas de San Nicolás: Entre los recuerdos y la desmemoria
Ocho nuevos testigos se presentaron este martes ante le Tribunal Oral Federal N°2 de Rosario, instalado en San Nicolás, para tomar declaración a vecinos de la casa donde ocurrió la Masacre de calle Juan B. Justo de la ciudad bonaerense, en la que fueron asesinados tres adultos y dos menores. Algunos aportaron valiosa información, mientras que otros se mostraron más temerosos y adujeron haber olvidado buena parte de lo ocurrido.
El primer juicio por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura en San Nicolás, continuó este martes con las declaraciones de testigos de la Masacre de Juan B Justo que vivían en los alrededores de la casa que fuera rodeada y atacada por un conjunto de fuerzas represivas al mando del principal imputado de la causa, Manuel Fernando Saint Amant, quien en el momento de los hechos –noviembre de 1976– era jefe del Área 132 del Ejército.
La audiencia de este martes, estuvo enfocada en una de las tres causas que se unificaron para este juicio, la de la Masacre, ocurrida el 19 de Noviembre de 1976 entre las 5 y 6 de la mañana, cuando fuerzas conjuntas –ejército, policía federal, y policías de de la provincia de Buenos Aires y de Santa Fe)– asaltaron la vivienda de calle Juan B. Justo 676. En este operativo fueron asesinados la pareja de militantes montoneros Amestoy-Fettolini y sus dos pequeños hijos, y Ana María Granada, madre de Manuel Gonçalves –único sobreviviente y querellante en el juicio.
Las declaraciones de este martes estuvieron atravesadas por el miedo que increíblemente aún persiste en buena parte de la población, ya que a varios de los testigos se les notó que no contaron todo lo que sabían.
Manuel Gonçalves, presente en la sala de audiencias improvisada en el Concejo Municipal de San Nicolás, donde funcionó el tribunal, tuvo que escuchar a vecinos que tiempo atrás ante él, y luego durante la etapa de investigación de la causa ante la justicia, habían contado detalles importantes sobre cómo fue la Masacre, pero que este martes parecieron haberse contagiado de un brote de amnesia, ya que adujeron no recordar ni siquiera lo que el fiscal Juan Patricio Murray les leyó de sus declaraciones anteriores.
Los que sí se dignaron a hablar, confirmaron que el operativo fue realizado por gran cantidad de hombres vestidos con uniformes de diferentes fuerzas, y que hubo un impactante despliegue armamentístico.
Entre los testigos declaró María Tadeo de Donatelli, propietaria junto a su esposo del domicilio donde vivían y fueron asesinados los militantes. Tadeo recordó que aquella jornada “la cuadra estaba rodeada de militares toda la cuadra” y que a la tarde, tras la masacre, cuando pudo ingresar a la casa la vio “toda averiada”. Todas las puertas estaban "agujereadas" y el baño "todo roto, con los azulejos reventados”, afirmó.
Los imputados por el caso de la Masacre son, además de Saint Amant, el coronel retirado Antonio Federico Bossié, jefe de Operaciones del Área 132 durante la última dictadura; y el ex comisario jefe de la delegación San Nicolás de la Policía Federal, Jorge Muñoz. A los tres se los acusa por el asesinato del matrimonio conformado por Omar Amestoy y María del Carmen Fettolini, junto a sus dos pequeños hijos Fernando (5) y María Eugenia (3), y por el de Ana María del Carmen Granada, madre del único sobreviviente, el nieto recuperado Manuel Gonçalvez.