Juicio Díaz Bessone: Las pruebas que te condenan
Este martes, en el juicio contra represores del Servicio de Informaciones, declararon Marcelo Márquez, el dirigente la UOM de Villa Constitución, Victorio Paulón, Mabel Gabarra y el ciudadano Francés Eric Domergue, quienes ofrecieron cuatro testimonios fundamentales para la causa. Domergue aportó además como prueba documental, una serie de archivos desclasificado de la SIDE que vinculan al imputado de la causa Ramón Díaz Bessone con la desaparición de su cuñada Cristina Cialceta, y ligan al militar a hechos de corrupción en el 2° cuerpo de Ejército.
El primero en declarar fue Victorio Paulón, quien se refirió al secuestro y desaparición de su hermano Pedro -ocurrido el 19 de julio del 76-, en compañía de la también desaparecida Ruth González. Paulón ofreció un testimonio clave para entender el sentido antiobrero del golpe. El testigo, que también padeció las cárceles de la represión militar, recordó el rol siniestro cumplido por quien fuera el ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martinez de Hoz y lo graficó con dos ejemplos: el de la monumental estafa que realizó al prestar millones de dólares a la imponente Acindar, de la cual había sido gerente, deuda que luego, también durante los años del proceso, Domingo Cavallo estatizó; y la de la práctica sistemática que se dio el terrorismo de estado, de barrer con los delegados y referentes de los trabajadores organizados de las fábricas, principalmente en el Cordón Industrial del Gran Rosario.
Luego, la compañera de Paulón, Mabel Gabarra, reconocida militante por los derechos de la mujer en la ciudad, refrendó gran parte de los datos aportados por Victorio con respecto a la desaparición de su hermano.
A las 16, fue el turno de la declaración de Eric Domergue, ciudadano francés que dio cuenta de la historia de desaparición y encuentro de su hermano Yves y su cuñada Cristina Cialceta, de nacionalidad mexicana, cuyos restos fueron ubicados en una tumba nn en el cementerio de Melincué a mediados de 2010.
El relato de Eric, que estuvo centrado en buena medida sobre la historia de su cuñada (ver nota aparte), ya que en este juicio es testigo por ese caso, tuvo una gran contundencia e incluso aportó un fenomenal caudal de pruebas, a través de una documentación desclasificada de la SIDE que obtuvo en el marco de un larga investigación que él mismo lleva adelante hace largos años.
En su testimonio Eric contó que el papá de Cristina Cialceta, Ignacio Jesús Ciaceta ‒ya fallecido‒ era militar y había sido funcionario del General Juan Perón hasta 1955 ‒año en que fue derrocado‒, quese fue al exhilio con él y que después recaló en la ciudad de Mexico, razón por la que Cristina nacio ahí.
Domergue indicó que en 1976, Ciacieta ya vuelto al país, fue jefe de la delegación Rosario de la SIDE. “Era una situación muy peculiar porque la hija militaba en el PRT y el padre era agente de la SIDE”, señaló el testigo.
Eric comentó a los jueces que en un momento, en el marco de su investigación llega a sus manos “una documentación muy peculiar”, y explicó se trató de “un sumario del comando en jefe del ejercito, confidencial y secreto cuya causa es insubordinación, instruido a Cialcieta”.
“Es una documentación muy voluminosa -amplió Domergue-, y concretamente deja traslucir que Cialceta había denunciado por corrupción y malversación a personal de la SIDE, y en particular al coronel Margestau, que era su superior en aquel entonces. También criticaba los propósitos por los cuales se había dado el golpe. Eso provocó que el 14 de mayo del 76 sea desplazado de la SIDE”.
Luego Eric continuó: “En ese momento, por interpretación mía, él en todo momento se muestra más o menos tranquilo porque confía en el general de brigada Ramón Genaro Díaz Bessone y lo critica a Margestaud de enemistarlo con Díaz Bessone. En el expediente -que se pidió que ingrese como prueba a la causa- figuran declaraciones una nota oficial de la secretaría de inteligencia del estado que dice el relevo se había producido por Diaz Bessone”.
Eric agregó que “en ese expediente hay varias referencia a lo que Cialceta denomina «el asunto de mi hija», donde dice «dos meses después de mi relevo mi hija es asesinada en rosario»”.
Domergue leyó otro pasaje de los documentos que ofreció al tribunal, en el que el padre de Cristina declaraba que se estaba “jugando la vida hace varios meses investigando en el lugar donde se mueven los asesinos y cómplices del asesinato de mi hija”.
El último en declarar fue Marcelo Márquez. El testigo relató el secuestro de su hermana María Cristina Márquez, quien fuera secuestrada a pocos días de haber cumplido 21 años.
Marcelo aportó un relato sentido de su hermana, a la que pintó como una maestra que se había acercado a trabajar solidariamente a “Villa Banana” y que militó en la juventud peronista.
“Carnaval contra los genocidas”
Fuera del tribunal,en un escenario improvisado sobre el cantero del bulevar Oroño, el espacio Juicio y Castigo -ámbito que nuclea a querellantes, testigos, organismos de derechos humanos y diversas agrupaciones‒, realizó una actividad con la consigna “Carnaval contra los genocidas”, en la que numerosas murgas de la ciudad se hicieron presentes para dar su apoyo al proceso de juicios contra los represores de la dictadura.
El primero en declarar fue Victorio Paulón, quien se refirió al secuestro y desaparición de su hermano Pedro -ocurrido el 19 de julio del 76-, en compañía de la también desaparecida Ruth González. Paulón ofreció un testimonio clave para entender el sentido antiobrero del golpe. El testigo, que también padeció las cárceles de la represión militar, recordó el rol siniestro cumplido por quien fuera el ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martinez de Hoz y lo graficó con dos ejemplos: el de la monumental estafa que realizó al prestar millones de dólares a la imponente Acindar, de la cual había sido gerente, deuda que luego, también durante los años del proceso, Domingo Cavallo estatizó; y la de la práctica sistemática que se dio el terrorismo de estado, de barrer con los delegados y referentes de los trabajadores organizados de las fábricas, principalmente en el Cordón Industrial del Gran Rosario.
Luego, la compañera de Paulón, Mabel Gabarra, reconocida militante por los derechos de la mujer en la ciudad, refrendó gran parte de los datos aportados por Victorio con respecto a la desaparición de su hermano.
A las 16, fue el turno de la declaración de Eric Domergue, ciudadano francés que dio cuenta de la historia de desaparición y encuentro de su hermano Yves y su cuñada Cristina Cialceta, de nacionalidad mexicana, cuyos restos fueron ubicados en una tumba nn en el cementerio de Melincué a mediados de 2010.
El relato de Eric, que estuvo centrado en buena medida sobre la historia de su cuñada (ver nota aparte), ya que en este juicio es testigo por ese caso, tuvo una gran contundencia e incluso aportó un fenomenal caudal de pruebas, a través de una documentación desclasificada de la SIDE que obtuvo en el marco de un larga investigación que él mismo lleva adelante hace largos años.
En su testimonio Eric contó que el papá de Cristina Cialceta, Ignacio Jesús Ciaceta ‒ya fallecido‒ era militar y había sido funcionario del General Juan Perón hasta 1955 ‒año en que fue derrocado‒, quese fue al exhilio con él y que después recaló en la ciudad de Mexico, razón por la que Cristina nacio ahí.
Domergue indicó que en 1976, Ciacieta ya vuelto al país, fue jefe de la delegación Rosario de la SIDE. “Era una situación muy peculiar porque la hija militaba en el PRT y el padre era agente de la SIDE”, señaló el testigo.
Eric comentó a los jueces que en un momento, en el marco de su investigación llega a sus manos “una documentación muy peculiar”, y explicó se trató de “un sumario del comando en jefe del ejercito, confidencial y secreto cuya causa es insubordinación, instruido a Cialcieta”.
“Es una documentación muy voluminosa -amplió Domergue-, y concretamente deja traslucir que Cialceta había denunciado por corrupción y malversación a personal de la SIDE, y en particular al coronel Margestau, que era su superior en aquel entonces. También criticaba los propósitos por los cuales se había dado el golpe. Eso provocó que el 14 de mayo del 76 sea desplazado de la SIDE”.
Luego Eric continuó: “En ese momento, por interpretación mía, él en todo momento se muestra más o menos tranquilo porque confía en el general de brigada Ramón Genaro Díaz Bessone y lo critica a Margestaud de enemistarlo con Díaz Bessone. En el expediente -que se pidió que ingrese como prueba a la causa- figuran declaraciones una nota oficial de la secretaría de inteligencia del estado que dice el relevo se había producido por Diaz Bessone”.
Eric agregó que “en ese expediente hay varias referencia a lo que Cialceta denomina «el asunto de mi hija», donde dice «dos meses después de mi relevo mi hija es asesinada en rosario»”.
Domergue leyó otro pasaje de los documentos que ofreció al tribunal, en el que el padre de Cristina declaraba que se estaba “jugando la vida hace varios meses investigando en el lugar donde se mueven los asesinos y cómplices del asesinato de mi hija”.
El último en declarar fue Marcelo Márquez. El testigo relató el secuestro de su hermana María Cristina Márquez, quien fuera secuestrada a pocos días de haber cumplido 21 años.
Marcelo aportó un relato sentido de su hermana, a la que pintó como una maestra que se había acercado a trabajar solidariamente a “Villa Banana” y que militó en la juventud peronista.
“Carnaval contra los genocidas”
Fuera del tribunal,en un escenario improvisado sobre el cantero del bulevar Oroño, el espacio Juicio y Castigo -ámbito que nuclea a querellantes, testigos, organismos de derechos humanos y diversas agrupaciones‒, realizó una actividad con la consigna “Carnaval contra los genocidas”, en la que numerosas murgas de la ciudad se hicieron presentes para dar su apoyo al proceso de juicios contra los represores de la dictadura.